Madrid to Valencia

Después de abandonar mi proyecto de recorrer en bici la costa norte atlántica de España, consulté pronósticos meteorológicos y mapas topográficos de España para encontrar un lugar emocionante para pedalear sin lluvia. Tomé el tren de Santander a Madrid y luego un tren local a Guadalajara, justo al norte de Madrid, ya que no me entusiasmaba comenzar el viaje pedaleando por Madrid en hora punta. Antes de salir de Guadalajara, localicé el busto de Moses de León, el probable autor del Zóhar, la parte más importante de la cábala judía. Aunque no soy judío, fue algo genial tocar una escritura mística del siglo XIII.

Las montañas que se extienden de Madrid a Valencia realmente no tienen nombre, solo forman parte de las regiones montañosas centrales de España. Comienza con un paisaje de colinas majestuosas y suaves, con media hora de subida dura y luego cinco minutos bajando. Repetir todo el día hasta que llegué al hermoso cañón del Río Escabas, por el cual ascendí al atardecer.

Era de noche cuando finalmente llegué al hotel que había reservado en Fuertescusa, encontrándolo cerrado y a oscuras. El número de contacto no tenía suscriptor, y según el soporte telefónico de Hotels.com, el hotel más cercano estaba a 29 km y 600 metros de ascenso cuesta arriba. La perspectiva de tener que congelarme como un perro solo en un pueblo desierto esperando el amanecer no era particularmente atractiva, así que decidí regresar pedaleando de noche a Cañamares, iluminado solo por la luna casi llena, con la esperanza de encontrar un hostal, lo cual hice. Un poco demasiada aventura para mí.

El día siguiente fueron unos 100 km bajo un cielo azul claro, pero hacía frío. La helada se evaporaba directamente en vapor. También estaba alerta por el hielo invisible en la carretera, por lo que tuve que tener mucho cuidado en las bajadas. Pero estas colinas son preciosas, y el estado del asfalto era perfecto, excepto por unos 10 km donde había grava suelta y elegí pedalear por los prados. Un recuerdo que nunca olvidaré.

El tercer día también fue mayormente con cielo azul. Tras dos horas de subida suave vino la gran sorpresa tras el puerto de Hontanar: 12 km de bajada loca, la mayoría al 7 %. Una de las bajadas más locas de mi vida. Traté de batir mi récord de velocidad, pero necesito una bajada más empinada y viento de cola para eso.